Pureza y vulnerabilidad

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    Hay muchas maneras de describir la inocencia. Para mí, dos palabras son suficientes; “pureza y vulnerabilidad”

   Un obispo decía de los niños, en relación a “su clientelismo” “Dejádmelos hasta los siete años y los tendremos toda la vida”
De modo, pues, que los listos ya saben que para hacerse con la   libertad de juicio del otro, (primera libertad sin la cual no hay ninguna otra verdadera), hay que empezar prontito.   Es muy fácil hacer a alguien carnívoro si lo alimentas con carne desde el principio.
En esta etapa (que en realidad abarca desde que tus padres nacieron hasta que tu tengas unos ocho o nueve años), tus padres empiezan a hacer de ti, lo que quieren, o pueden, ignorando por completo todas las barbaridades que te acechan en forma de “costumbres socio-culturales” como tirar una cabra de un campanario y ver los informativos a la hora de las comidas. En caso de que tus progenitores quieran oponerse a las costumbres imperantes, tendrán tantos frentes abiertos y tantos críticos, que no podrán criarte como ellos lo hubiesen querido, sino como lo han querido la factoría Disney, los Centros Comerciales y toda esa parentela que, frecuentemente, te puede hacer creer que hubieses tenido mejores oportunidades si tus padres hubiesen sido huérfanos los dos.

     Se cuenta que una madre le preguntó a Freud

  • Doctor, ¿Qué puedo hacer para criar bien a mi hijo? Y el insigne doctor contestó
  • Haga lo que pueda, porque haga lo que haga, lo va a hacer mal.

   Lo que no nos relata la historia es si después de oír aquello la madre mandó a la mierda a Freud.
No es fácil criar a un hijo, y mucho menos correctamente (para que sea feliz y haga feliz a otras personas, quiero decir). Lo que probablemente aquella madre quiso preguntar al psicoanalista era qué podía hacer para que su hijo fuese feliz, y lo que quiso decirle Freud fue: “haga lo que pueda porque no depende únicamente de su deseo”. Y el cretino, al final tenía razón.
En la edad de la inocencia se moldea el carácter de cada cual, según el patrón social y cultural del momento. En un contexto más universal, se puede afirmar que en esta etapa se ejerce la captación de las mentes y el control de la voluntad, y se estampan en tu cerebro modelos de convivencia que generarán en ti aceptación o rechazo de cosas que tú nunca sabrás por qué aceptas o rechazas si ni siquiera has tenido la ocasión de evaluarlas; como la sopa y el coito anal.
Curiosamente, cuando seas adulto y te sientas feliz, tu memoria te regresará a esta etapa,  llevado por el recuerdo de un montón de cosas que querrás compartir con tus hijos, o tus amigos, o tu pareja. Pero cuando te sienta triste y fracazado/a; cuando no puedas controlar tu vida; cuando no puedas proteger lo que amas y estés en un túnel oscuro, también tendrás que regresar a allí, porque allí está “viva” la semilla del fruto que tú eres.

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