¡No olvides las horas!

Share
0
(0)

Mis horas ya no son lo que eran. Antes mis horas estaban llenas de planes, éxtasis, y misterios. A veces las horas se arremolinaban y yo no llegaba a adivinar en qué lugar del reloj estaba. En ocasiones yo atrasaban; me quedaba anclado en un momento mientras las horas continuaban y continuaban; como son ellas, sin mirar quienes las siguen o las esperan. Muchas veces las adelanté, pero eso tampoco es bueno, porque después te alcanzan todas juntas, y el tiempo, si no lo fraccionas, hace mucho daño. La vida es soportable porque está llena de segundos.
Tuve muchas horas, miles. ¡Tantas tuve! No les di a todas los cuidados que se merecían. De aquellas, muchas se fueron hartas de esperar, otras se quedaron para recriminarme su olvido. Las más crueles, permanecieron en silencio. Nada hay peor para las horas que el que tú las ignores. Las horas quieren que estés pendiente de ellas. Que le des lo que se merecen, que es tu vida. Eso quieren las horas: ¡Tu vida!, no tu muerte. Por eso cuando tú no vives, las horas se ponen tristes. Ellas no quieren que te vayas. No saben que tú te irás. ¡Como ellas son eternas! Lo malo es que no lo saben. Ellas viven cada día cómo si fuese irrepetible. Nosotros en cambio vivimos las horas cómo si fuésemos eternos. Muchas veces no sabemos qué hacer con ellas. Ellas son flexibles, aceptan cualquier plan. Todo les viene bien si a ti te viene bien, y están todo el tiempo pidiéndote solo una cosa: ¡QUE NO LAS IGNORES!

¿De cuánta utilidad te ha parecido este contenido?

¡Haz clic en una estrella para puntuar!

¡Siento que este contenido no te haya sido útil!

¡Déjame mejorar este contenido!

Dime, ¿cómo puedo mejorar este contenido?

Share

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *