Las mujeres manifiestan, siempre con fastidio, que los hombres son simples. ¡Muy simples! agregaría yo. ¡Extremadamente simples! Pero yo pregunto; ¿Ser simple es una razón para indignarse? ¿Es que ser complejo es mejor? Acaso se confunde simpleza con idiotez.
    En principio, simple, es algo sencillo, que no presenta complicaciones o dificultades. Cuando vamos al médico aquejados de alguna dolencia que nos alarma, el matasanos nos calma diciendo “No se preocupe usted, es un/a simple…lo que sea” y rápidamente nos sentimos aliviados. Un trámite simple, un problema simple de resolver, algo simple de entender. Simple es sinónimo de fácil, transparente, accesible, falto de malicia. ¿Hay algo más simple que un tornillo? ¡Pues si quitamos los tornillos a todo lo que nos rodea, el mundo se derrumbaría!
   No tiene nada de malo ser simple. Lo jodido es lo complejo, que es sinónimo de arduo, enrevesado, difícil, desesperanzador, inaccesible. Las cosas difíciles de reparar son las complejas. Mientras más complejo es algo, más conflictivo es, y viceversa.
Así que, atención, cuando las mujeres dicen que los hombres son simples, lo que realmente quieren decir es que son gilipollas. ¿Y sabéis una cosa? frecuentemente ¡Tienen razón!
    Pero aquellos que son simples en el sentido bueno de la palabra simple, ¡Bendito sean! y que lo sigan siendo.