Notarios, bomberos, policía de élite, jueces del estado, astronautas, mineros, médicos, ingenieros y muchos otros profesionales de ocupaciones arriesgadas tienen que enfrentarse a pruebas exigentes, para llegar a ser lo que son, pero ninguno de ellos sospecha que la prueba más difícil que existe es ser simplemente (¿simplemente?) «pareja de alguien”. En realidad, al igual que en ciertas profesiones, es posible licenciarse de pareja ideal, lo difícil es ejercer, porque el examen es perpetuo y cotidiano. El amor tiene muchos enemigos y muchos influjos que lo condicionan de una manera inimaginable. La convivencia, la mayor parte de las veces, puede llegar a convertirse en una camino con un montón de obstáculos imprevisibles A veces, tu pareja viene en dirección opuesta a la tuya y cuando pasa por tu lado tú te preguntas; ¿pero no deberíamos estar corriendo en el mismo sentido?
Transcurrido un tiempo, con desalentadora frecuencia, ambos (sobre todo ella primero, generalmente) descubrirá que “el otro” no está a la altura de lo esperado. Ella se preguntará porque él se sigue comportando como si estuviese soltero y él se preguntará en qué momento del día ella toma la droga que la hace estar tan disgusto con todo (sin advertir la menor relación entre sus actos y los disgustos). Realmente, la manera de ser de cada cual, ha sido siempre muy elocuente. Pero ocurre que la mujer se comprometió con el tipo pensando que cambiaría (que ella lo haría cambiar), y al final él no cambió. Lo contrario que le ocurrió a él con respecto a ella, que pensó que aquella mujer que conoció en minifaldas y tacones nunca se los quitaría, ni para estar en casa, y al final se los quitó. Ninguno de los dos tiene la culpa. Uno porque no cambia, el otro porque cambió. Llegado a este punto, a ambos les resulta muy fácil hacerle una auditoría al otro y encontrarle fallos por todas partes. Convivir es tener que dejarse espiar. Los defectos se sobredimensionan cuando te acercas demasiado a cualquier cosa, lo único que puede suavizarlos, es tomar distancia, y lo que los haría desaparecer por completo es tomar distancia para siempre.
No hay que optar a la persona estupenda que tu pareja sería si no fuese la que es. Si tu pareja tiene uno o dos atributos (¡o vicios!) que verdaderamente te encantan, deberías ser indulgente con esos otros que no te gustan tanto.
Lo único que se requiere para que algo molesto se haga insoportable, es que alguien lo mencione constantemente. Cállate.