Mis horas ya no son lo que eran. Antes mis horas estaban llenas de planes, éxtasis, y misterios. A veces las horas se arremolinaban y yo no llegaba a adivinar en qué lugar del reloj estaba. En ocasiones yo atrasaban; me quedaba anclado en un momento mientras las horas continuaban y continuaban; como son ellas, sin mirar quienes las siguen o las esperan. Muchas veces las adelanté, pero eso tampoco es bueno, porque después te alcanzan todas juntas, y el tiempo, si no lo fraccionas, hace mucho daño. Continuar leyendo
¡No olvides las horas!
